El ruido y la distorsión emergen del conflicto. Una percepción conflictiva es garantía de una experiencia interna ruidosa y desagradable. El mejor disolvente que conocemos para el conflicto es el amor. Y por ello os invitamos a abrazar cada parte de vuestra experiencia, cada parte de vuestro ser y sus expresiones. A medida que crecemos en nuestra capacidad de abrazar más y más lo que ocurre en este momento vamos apaciguando nuestra experiencia, nos vamos haciendo amig@s de Todo y va disolviéndose la percepción conflictiva que me suele invitar a creer en enemigos reales o simbólicos y otras amenazas.
Cuando mi practica meditativa es una práctica basada principalmente en la disciplina se vuelve una práctica rígida, desagradable y carente de sentido. Sin embargo, cuanto más amor traigo al presente, más amable y apetecible se vuelve éste, y más facilidad tengo para volver a habitarlo. La meditación se vuelve un hábito apetecible que me invita poco a poco a explorar y a descansar más y más profundamente. Toda práctica adquiere sentido cuando se realiza con amor. Y sólo las prácticas amorosas nos llevan en el sentido del amor. Si quieres amor en tu vida, siéntate a sentirlo.
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